Gabriel Lengeling presenta una paradoja de construcción y desintegración. Una catarsis donde cada obra dedica su existencia a diferentes aspectos en la búsqueda de la perfección — el canon, la belleza y la grandeza — junto a su inevitable desgaste y colapso.

En un gimnasio frágil y quebradizo, con herramientas y máquinas esculpidas en yeso, Lengeling transforma todo símbolo de fuerza y devoción en emblemas de fragilidad. En este templo, cada repetición y mantra, cada acto de fe y deseo, se desmoronan, revelando la fugacidad de los ideales, por medio del material.

La muestra configura un espacio donde el colapso y la solidez coexisten, cuestionando los estándares convencionales de belleza, virilidad y juventud. Su obra examina cómo la obsesión por la apariencia, consagrada por las dinámicas del mercado, transforma la rutina de ejercicio en un medio para acumular capital erótico y alcanzar legitimidad, deseabilidad y poder, mientras perpetúa, un ciclo vicioso de insuficiencia, vulnerabilidad e insatisfacción.

Desde una perspectiva íntima, WEAK contempla la tensión entre el ideal y la realidad, entre el deseo y la decepción, entre la grandeza y la caída, revelando el dilema de la búsqueda de la perfección: es una construcción constante que inevitablemente se reduce a polvo.